Pequeños relatos que te encantarán (6-10)




6
Un señor fue a ver una casa que estaba en venta. Un caballero bien vestido se la enseñaba cuando, al entrar en la biblioteca, encontraron a una pareja en cariñoso abrazo en un divá.
-Permítame presentarle a mi esposa y a mi buen amigo Jaime –dijo el propietario.
El presunto comprador balbuceó un saludo, pero el dueño no se alteró.
Al final, el vendedor ofreció al cliente una taza de café. Mientras le servía, el visitante no pudo menos que preguntar curiosamente:
-¿Y su esposa y el señor que estaba con ella…?
-No se preocupe. Si quieren café, ya vendrán a buscarlo
Al visitar la reserva de leones de un parque nacional, cierto individuo no hizo caso de los letreros de aviso y bajó el cristal de la ventanilla de su vehículo para poder filmar mejor a los animales. Su esposa que estaba sentada a su lado, al darse cuenta de pronto de lo que él había hecho, chilló asustada: - ¡Cierra la ventana en seguida o me bajo del coche!

7
Durante un banquete en honor de los jefes de gobierno de la Commonwealth, hace algunos años, el jefe de protocolo, tras observar que un invitado se metía subrepticiamente un salero de oro en el bolsillo, preguntó a Churchill qué debía hacer.
-Déjelo de mi cuenta- dijo sir Winston, que enseguida cogió y se guardó un pimentero de oro. Dirigiéndose entonces al culpable, le susurró al oído: -¡Caramba! El jefe de protocolo nos ha visto. Será mejor que los devolvamos los dos

8
El baile estaba muy animado, pero nadie parecía querer sacarme a la pista. Por eso, suspiré aliviada al ver que un atractivo joven se me acercaba.
-¿Va usted a bailar?- preguntó galantemente.
-Sí- murmuré con timidez.
-Qué bien -dijo, así podré sentarme un rato.

9
Un agricultor fue a comprar dinamita para volar unos cuantos tocones que había en su propiedad, y preguntó en el almacén si podían cargarle la factura a su cuenta.
-¿Ha usado usted explosivos alguna vez? –le preguntó la persona encargada
-Sí, señor.
-Pues me da igual–repuso el encargado- págueme en efectivo de todos modos, si no le importa

10
Una joven entró en el banco donde trabajo a cobrar su primer cheque. Parecía tan nerviosa, que me acerqué para ayudarla.
-Firme al dorso del cheque como lo haría en una carta- le dieje
Me miró con agradecimiento, escribió algo en el talón y me lo entregó. Decía:-Con cariño, Pamela-.

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