Dioses y enanos.

Componían la población dioses y enanos. Éstos se erguían al andar, para no abochornar a aquellos, y los dioses se encogían para que los pequeños no se sintieran fuera de lugar. ¿No está ahí el secreto de la vida? ¿No radica en la habilidad de meternos en la cabeza de otros para contemplar el milagro y decir: "¡Ah! ¿Entonces es así como vosotros lo veis?"

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