El soldado.
Un soldado fue herido y tenía dificultades para llegar a lugar seguro. Su camarada, que estaba que estaba en la trinchera, salió a rescatarlo, desobedeciendo las órdenes de su oficial. Regresó mortalmente herido. Su amigo a quién había traido a cuestas, estaba muerto.
El oficial gritó encolerizado:
-Te ordené que no salieras. Ahora os he perdido a los dos. No valía la pena.
El moribundo contestó:
-Está equivocado. Sí que valía la pena, mi capitán. Cuando llegué a donde yacía mi amigo éste me dijo:
"Sabía que vendrías"
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